27 noviembre, 2006

CAPÍTULO 1

PRIMERA PARTE
INVENTARIO/ DENUNCIAR
CAPITULO 1
EMPRESAS BAJO INFLUENCIA
Donde más claramente se pone de manifiesto la condición de “laboratorios de futuro” de las sectas es en el mundo de la empresa. La idea más extendida entre la opinión pública es la de suna infiltración fríamente calculada que se puede denunciar o detener. Lo que queremos afirmar y demostrar aquí es que el sectarismo es sobre todo y ante todo una experimentación in vivo que lleva hasta sus últimas consecuencias métodos y técnicas relacionados con el conjunto de la economía globalizada, y que esta experimentación permite a las sectas ser reconocidas como socios económicos.
Vivimos una situación eminentemente paradójica. El debate público gira esencialmente entorno a la faceta religiosa autoproclamada de los grupos sectarios, y mientras tanto se sigue ignorando, o disimulando, la presencia cada vez mayor de las sectas en el mundo económico, productivo o financiero. Aparte de crear sus propias empresas, destinadas a la fabricación de santurronerías o productos pseudomedicinales o a reciclar y limpiar el dinero sustraído a los adeptos, el movimiento sectario ha entendido que la empresa terciaria, en su versión globalizada, le permite operar una verdadera penetración de la economía.
Hay muchas maneras de introducirse en el mundo de las empresas normales. El dinero, la competencia en materia de “consentimiento” y técnicas de management no el todo humanistas, entre otros, ofrecen a las sectas un gran abanico de posibilidades en el ámbito de la formación.
LAS EMPRESAS PROPIEDAD DE LAS SECTAS
AUTARQUÍA DE LAS SECTAS
El primer objetivo es, sin duda alguna, garantizar la perennidad del grupo. En La dérive sectarie, se presenta al grupo sectario como a un proveedor del “todo incluido”, desde la doctrina ala alimentación o los servicios. Cada grupo sectario intenta funcionar autárquicamente. Sirva como ejemplo la instinto - terapia de Burger: la doctrina predica la ingestión de alimentos crudos para brindar a cada cual la posibilidad de reencontrarse día a día con su instinto y elegir, en función de la consistencia, color, olor, etc., los alimentos que más le apetezca. Para satisfacción de los clientes, se crea una empresa filia de producción agrícola, que revende sus productos. En ciertas escuelas Steiner, por ejemplo, se venden productos farmacéuticos Weleda en exposiciones temporales. También ellos pertenecen a la galaxia de la Antroposofía.
También puede citarse el caso de los Testigos de Jehová. Solían imprimir en Francia todas sus publicaciones, que después vendían a sus adeptos para que éstos las revendieran o regalaran durante sus visitas puerta a puerta; hoy en día imprimen en Irlanda porque la URSSAF [Unión de Recaudación de las cotizaciones y de los subsidios familiares] y la Inspección laboral decidieron pedirles cuentas. En cuanto la presión estatal se activa en defensa de la ley, la respuesta de los movimientos sectarios es la huida. Huyen hacia países de la Unión Europea más laxos en materia de protección laboral y menos escrupulosos con el ejercicio de las libertades públicas.
Por otro lado, los importantes fondos propios de estos movimientos les permiten deslocalizar sus unidades o incluso organizar su insolvencia. En cuanto reciben el aviso de los controles, presentan balance y se declaran en quiebra, desembarazándose así de sus obligaciones fiscales, sus deudas y sus acreedores, pero también de sus obligaciones legales en virtud del derecho laboral.
El Estado es el “tonto del pueblo” y los movimientos sectarios no tienen inconveniente en tomarle el pelo todo lo que haga falta.
Las donaciones de los adeptos
La primera fuente de ingresos de las sectas siguen siendo las donaciones, voluntarias o no, pero en cualquier caso autorizadas por la ley de 1901 sobre las asociaciones. En el caso de los Testigos de Jehová, el informe parlamentario de 1999 Las sectas y el dinero precisa:
El dinero que año tras año pasa del bolsillo de los miembros a las arcas de la organización puede alcanzar sumas muy importantes. Las instancias de los Testigos de Jehová declararon haber recaudado, durante el ejercicio 1997 – 1998, donaciones por el valor de 85,6 millones de francos (13,05 millones de euros), a los que hay que sumarle las donaciones encubiertas a las asociaciones locales, estimados en 70 millones de francos (10,7 millones de euros) anuales. Puede considerarse, por tanto, que los ingresos anuales de los Testigos de Jehová superan los 150 millones de francos (23 millones de euros), aunque esa suma no incluye ni las donaciones encubiertas en forma e préstamos, ni las donaciones hechas a cambio de publicaciones de la secta. La AMORC ha recibido de sus miembros, en el transcurso de los últimos ejercicios, entre 21 24 millones de francos anuales (3,2 a 3,65 millones de euros).
Los siguientes movimientos manejan cifras parecidas: Soka Gakkai (entre 13 y18 millones se francos, es decir, 2 y 2,74 millones de euros) y Mahikari (9,7 millones de francos, o sea, 1,48 millones de euros en 1996). También la mayor parte de los 5 a 9 millones (de 760.000 a 1,37 millones de euros) de ingresos anuales de la rama francesa de la Iglesia Internacional de Cristo provienen de donaciones. [...] En 1996, Mandarom disponía de liquidez por 14,7 millones de francos (2,24 millones de euros).
Es lícito inquirir, como hace la Comisión, acerca del origen de algunas de estas donaciones, y no seria descabellado pensar que las sectas son, en algunos casos, cómodas estructuras e blanqueo de dinero.
El informe parlamentario inquiere también acerca de la espontaneidad de donaciones aparentemente legales y que también podrían ocultar la facturación de prestaciones o productos distribuidos por la secta a fin de disimular el carácter lucrativo de su actividad.
El coste de la adhesión al movimiento raeliano francés representaría, por ejemplo, el 7% de los ingresos de sus miembros, mientras que la pertenencia al “gobierno mundial geniocrático”, instancia superior de la secta, alcanzaría el 10%. Los dirigentes raelianos se han negado a responder a las preguntas sobre esta cuestión, alimentando de este modo las sospechas que pesan sobre sus prácticas.
Las sectas recurren muy a menudo al procedimiento de la reciprocidad, como han hecho los Testigos de Jehová, y hace ya algunos años, Hare Krishna. Si uno recibe un regalo (en nuestros ejemplos, un folleto “gratuito” o una flor), se siente en deuda, mucho más que en el caso de una compra. Se trata del “don/ contradon” el que habla Marcel Mauss.
El sistema de la donación permite disimular ante el fisco el carácter lucrativo de estas donaciones. Por otro lado, si una organización quiere hacerse pasar por una Iglesia, tampoco le interesará poner de manifiesto ese carácter lucrativo, casi simoníaco, ante el público.
En sus respuestas al cuestionario de la Comisión, varias asociaciones de Cienciología declararon que obsequiaban a sus generosos clientes con los servicios de la dianética. Representantes de la secta precisaron que la Cienciología practica un sistema de “donativos fijos” que revela claramente que recurre a formas encubiertas de venta. También los Brama Kumaris alega la gratuidad de los cursos o conferencias que organizan, pero recurren de hecho sistemáticamente a los donativos, que sustituyen cualquier forma de participación económica.
Las actividades sectarias
Por lo general, la actividad sectaria estándar consiste en vender prestaciones de servicios relacionados con cursos, pasantías o seminarios, acompañados o no de venta de obras, soportes “pedagógicos” o productos de culto o paramédicos a la clientela cautiva de adeptos. La Comisión parlamentaria ha señalado la importancia de estas “facturaciones”, especialmente en el caso de los grupos sectarios pequeños.
Invitación a la vida por ejemplo, gana cientos de miles de francos al año (1,1 millones de francos, es decir, 170.000 euros en 1995) vendiendo seminarios sobre “vibraciones”, casettes y boletines. Los ingresos de la Nueva Acrópolis en concepto de venta de productos y actividades (revistas, reproducciones, libros, manuales, conferencias, seminarios, viajes) oscilan de un año a otro entre 1,3 millones de francos (150.000 a 200.000 euros). Por otro lado, la venta de una amplia gama de productos reporta a la Oficina Cultural de Cluny entre 2,8 y 4 millones de francos (430.000 a 630.000 euros).
En cuanto a los grandes movimientos sectarios, la Comisión parlamentaria se basó en la información disponible sobre las rectificaciones de sus declaraciones impositivas, cuando los servicios competentes se la habían transmitido.
Las ventas de libros, conferencias y formaciones del movimiento raeliano fuernon rectificados por valor de 503.000 francos (76.680 euros) por los ejercicios de 1987 y 1989, rectificación confirmada por una sentencia del Tribunal de apelaciones de París, que demostraba el carácter comercial de los métodos utilizados. [...] La Soka Gakkai, por su parte, sufrió una rectificación de 16,9 millones de francos (2,56 millones de euros) por las ventas de prácticas, cursos y objetos realizados entre 1987 y 1990. También se controló la gestión de la AMORC entre 1989 y 1990, y entre 1992 y 1994, y tuvo que enfrentar notificaciones de liquidación de impuestos por una suma total de 60,8 millones de francos (9,27 millones de euros), a cuyo cobro se renunció parcialmente, como se ha visto, por decisión de la Dirección General Impositiva. La importancia de esta rectificaciones justifica por la enorme actividad de la secta: la base en el cálculo alcanzaba, en cuanto al impuesto sobre sociedades, 61 millones de francos (9,3 millones de euros) en 1988, 23 millones de francos (3,51 millones de euros) en 1989 y 22 millones de francos (3,35 millones de euros) en 1990.
Los Testigos de Jehová, cuyo carácter lucrativo no ha sido demostrado por el fisco, pusieron en marcha una verdadera maquinaria económica en torno a su imprenta en Louviers.
De 1992 a 1997, es decir, antes de poner fin a su actividad, la imprenta reportaba unos ingresos de entre 83,3 y 42, millones de francos (12,7 y 6,46 millones de euros) según los años.
La investigación parlamentaria sobre la Cienciología fue especialmente compleja y pormenorizada, y se basó en las respuestas (o no respuestas) a los cuestionarios, y sobre todo en las investigaciones llevadas a cabo en al marco del proceso de Lyon.
En último término, la Comisión destaca que la facturación derivada de la venta de prestaciones y productos de la Cienciología en Europa alcanza no menos de 300 millones de francos (45,73 millones de euros) por año y que la rama francesa, considerada durante mucho tiempo la niña bonita de la secta en el continente, representa buena parte de esa suma. [...] Sus ingresos a escala mundial oscilan entre los 10.000 y los 20.000 millones de francos (entre 152.000 y 305.000 millones de euros) por año. El trabajo de los adeptos
Un último método consiste en pedir a los adeptos que trabajen por cuenta de la organización para financiar sus prácticas, seminarios y demás prestaciones.
Un ministro del culto de la Cienciología declaró a la Comisión haber pagado la mayor parte de sus cursos ofreciendo sus servicios a la secta. Esta última ha institucionalizado, en efecto, este procedimiento abriendo centros en los que los adeptos con menor capacidad adquisitiva trabajan en condiciones extremadamente precarias, para financiar su itinerario dentro de la Cienciología. Se trata de un ejemplo característico de venta camuflada o falso voluntariado. Esta práctica pone en relieve el problema jurídico, ya señalado, de la instrumentalización de la noción de voluntariado, y al tiempo plantea la cuestión moral de una nueva especie de esclavismo basado en la manipulación mental.
Esta práctica de falso voluntariado se repite en otras empresas sectarias: los obreros de la imprenta de los Testigos de Jehová no percibían ningún salario sino una suma comparable a dinero de bolsillo ( de ahí el contencioso con la URSSAF). No figuraban como asalariados de la organización. El proceso en curso trata de demostrarlo.
Los adeptos regulares pero sin recursos económicos e Landmark Education también pagan su formación cumpliendo tareas de organización material y de control de los seminarios.
CREACIÓN DE UN PATRIMONIO Composición del patrimonio No sorprende, por tanto, que el patrimonio de las sectas alcance una importancia cuantitativa que el informe parlamentario de 1999 calificaba de “inquietante”.
Principales grupos
Capital
-Testigos de Jehová 150 millones de euros
-Soka Gakkai Francia 36,59 millones de euros
-AMORC 21,34 millones de euros
-Mahikari Francia 9,15 millones de euros El sector inmobiliario es la inversión preferida de las sectas. Les permite, por medio de inversiones directas o de SCI (sociedades inmobiliarias), habilitar locales para celebrar los diversos ritos y actos que marcan la vida de la secta. También viene a ser una forma de gastar y eventualmente de blanquear las sumas en metálico que reciben de sus adeptos. Las sectas se han convertido en compradores habituales de castillos y mansiones, sobre todo cuando hay problemas de herencia. No sólo tienen dinero; también disponen de la mano de obra necesaria para mantener estos vestigios del pasado.
Algunos patrimonios inmobiliarios son verdaderamente impresionantes.
Destacan varias organizaciones cuyo patrimonio supera los cien millones de francos (más de 15,24 millones de euros). Se trata, además de los Testigos de Jehová, de la Soka Gakkai, que se ha hecho con adquisiciones de prestigio, la Iglesia neoapostólica, que ha conseguido un patrimonio inmobiliario destinado a hospedar a sus fieles en las mejores condiciones imaginables, y Dianova, cuyas inversiones inmobiliarias han sido denunciadas por el Tribunal de Cuentas. Las siguientes son la AMORC, la Antroposofía, Moon, Mahikari y la Fraternidad Blanca Universal, cuyo patrimonio asciende a decenas de millones de francos (de 10 a 15 millones de francos). Por su parte, Hare Krishna, Tradición–Familia-Propiedad, el Movimiento del Graal, la Oficina Cultural de Cluny, los Rosa-Cruz de Oro y la Iglesia Pentecostés de Besançon oscilan entre los 10 y los 15 millones de francos (de 1,52 a 2,3 millones de euros), mientras que las demás son igualan esa suma.
El caso de los Testigos de Jehová es especial. Se hacen notar gracias a unas mil “salas del reino” distribuidas alo largo y ancho del territorio francés. La construcción de una de estas salas es siempre impresionante: varias decenas de “voluntarios” especialmente eficientes y bien equipados se ponen manos a la obra en menos de 24 horas después de la concesión del permiso de construcción. La secta estima que este patrimonio inmobiliario asciende a unos 91,5 millones de euros. Cuando trasladó su sede a Louviers, la asociación nacional vendió edificios y pisos en Boulogne-Billancourt y terrenos de Asine por 5 millones de euros (1,32 millones de euros sólo por su sede). Construyó en Louviers, en un barrio de propiedad exclusiva de la secta, un complejo administrativo y residencial que se convertido en el centro europeo de la organización. El movimiento posee, en otra zona de la ciudad, imprentas e importantes talleres (lavado, costura, etc.). En total, los edificios administrativos y de viviendas abarcan 4,5 ha., mientras que los locales de actividades y de almacenamiento representan una superficie de 19.500 m2.
La secta cifra su patrimonio inmobiliario “nacional” (es decir, sin contar los 91,5 millones de euros de las “salas del reino”) en unos 150 millones de euros.
También puede tratarse de capital industrial o comercial. Los Testigos de Jehová han invertido en la imprenta industrial. Otras asociaciones sectarias poseen participaciones en sociedades comerciales: El Patriarca, en el sector de la hostelería; la AMORC, en la edición-difusión; y Mahikari, en la empresa LH.
Los movimientos sectarios también están muy implantados en el medio de la formación profesional y de la consultoría a empresas, normalmente en áreas como recursos humanos, estrategia general y comunicación institucional. En efecto, los movimientos sectarios aspiran a crear vínculos con directivos o cuadros superiores y propiciar de ese modo una política en los puestos clave.
También nos las encontramos en el ámbito de la educación y en centros de acogida infantiles, en forma de escuelas primarias y secundarias privadas e incluso de pseudouniversidades.
Algunas sectas se han especializado en la informática, tanto en lo que se refiere a la consultoría como a la venta y mantenimiento de materiales. La creación de programas informáticos permite recabar información clave sobre las sociedades clientas y construir bases de datos sobre las personas, mercados y técnicas comerciales y financieras.
Otras sectas, por último, se han especializado en los ámbitos farmacéutico y médico-social, relacionándose, por lo general, con el ambiente “curandero”. Sus blancos preferidos son los cuidados a drogadictos, las formaciones de iniciación a medicinas alternativas y los seminarios de curación. Controlan asimismo los laboratorios que fabrican medicamentos paralelos, que en general como complementos nutricionales.
Diversas organizaciones sectarias recurren al sistema de la “franquicia” y venden licencias a sus adeptos, autorizándoles a explotar los métodos del movimiento, en el marco de cursillos y seminarios, por sumas que van del 5 al 25% del precio del cursillo. Este dispositivo de “franquicia” es lo que caracteriza la implantación de la Cienciología en unos cien países, en el marco de la fundación WISE (World Institute of Scientologist Enterprises), creada en 1979.
El método de desarrollo personal Avatar funciona también de acuerdo con el método de la franquicia e incorpora además una dosis de venta piramidal. De este modo, un master adaptado al método dispensa cursos, y devuelve entre el 30 y 40% a la sociedad Star’s Edge International, que se queda con una parte y transfiere el resto a la oleada de padrinos del master. La Comisión detectó un sistema comparable en el caso de Landmark Education International y el método Silva.
Los grupos sectarios tienen a menudo una cartera financiera:
Las asociaciones francesas de la Soka Gakkai disponen de una cartera SICAV cuyo valor neto era el 31 de diciembre de 1997, de 64 millones de francos (9,74 millones de euros). Los inmovilizados financieros y los valores mobiliarios de las instancias nacionales de los Testigos de Jehová alcanzaban, el 31 de agosto de 1998, los 62,9 millones de francos (9,59 millones de euros). Las asociaciones locales de la misma secta también realizaron, de acuerdo con las informaciones recabadas por la Comisión, inversiones financieras por valor aproximado de 500 millones de francos (76,22 millones de euros), depositados en la red de un único banco.
El rendimiento anual de estas inversiones financieras es, según la Comisión Parlamentaria, de 1,3 millones de francos (200.000 euros) en el caso de la AMORC, y de entre 1,1 y 1,6 millones de francos (de 170.000 a 120.000 euros) en el de Mahikari. Los productos financieros de la Asociación Los Testigos de Jehová alcanzaron, en 1992-1993, 16,6 millones de francos (alrededor de 2,5 millones de euros).
Como subraya el informe parlamentario, la existencia de estas inversiones plantea el problema de las relaciones entre las sectas y las entidades financieras. Está claro que el mundo de las finanzas no es insensible al poder financiero de determinadas organizaciones sectarias.
La Comisión ha constatado la colaboración entre un gran banco y los Testigos de Jehová, gracias a la cual las asociaciones de la secta consiguen condiciones privilegiadas en todas sus sucursales. Al parecer, estas condiciones tienen que ver con el funcionamiento de las cuentas bancarias, la remuneración de los recursos y la concesión de préstamos inmobiliarios de bajo interés y formas de pago flexibles. El proceso de Lyon contra la Cienciología evidenció inquietantes vínculos del Crédit Lyonnais con uno de los protagonistas del juicio.
Todas estas empresas, creadas inicialmente para entender las necesidades del grupo sectario (todas las sectas producen sus insignias pseudorreligiosas, sus eventuales uniformes, publican e imprimen sus diarios y libros, su material didáctico y, en ciertos casos, sus productos nutritivos o “medicinales”), permiten también reciclar el dinero de los adeptos. Cada día se vuelven más poderosas y tienden –cosas del sistema económico- a diversificarse. Reúnen de este modo un patrimonio cada vez mayor, ya sea esencialmente inmobiliario (AMORC), en forma de holding multinacional (Moon), federando una retahíla de empresas identificadas con la misma doctrina, con circuitos económicos complejos (como la NEF, o Nueva Economía Fraterna, y la galaxia de la antroposofía), o pagando la cuota en los alto de la pirámide (el label WISE de la Cienciología).
Estas empresas prosperan rápidamente. Hay para eso muchas razones. En primer lugar, no faltan capitales de inversión y si se necesitan más, se ejerce una presión adicional sobre los adeptos. Hay muchos ejemplos, desde la petición de la Soka Gakkai de una participación extraordinaria en la cuotas suplementarias solicitadas a los padres de alumnos de las escuelas Steiner (además de los gastos de matrícula), hasta las peticiones adicionales de Rael para su escudería de carreras o sus operaciones de clonación.
En segundo lugar, porque la mano de obra suele ser gratuita o prácticamente gratuita. Abundan los testimonios de ex-cientólogos y antiguos Testigos de Jehová. En estructuras más reducidas y comunitarias, de tipo Horus, los adeptos pierden la conciencia del trabajo que hacen por la comunidad y por vender sus productos en el mundo exterior.
Por último, porque la salida comercial está garantizada. Un editor nunca sabe a ciencia cierta si la obra que publica encontrará un público suficiente, pero las producciones del grupo sectario siempre encuentran consumidor, porque el comprador está forzado y bajo influencia. En estas condiciones, las empresas sectarias se vuelven rápidamente atractivas.
Colaboración y búsqueda de honorabilidad
Los primeros socios son los proveedores, ya que, en período de crisis, nadie hace demasiadas preguntas. Algunos pueden proveer mano de obra. Así, un CAT (estructura de adaptación por el trabajo para minusválidos mentales leves) ha trabajado, sin hacer preguntas, en la impresión y encuadernación de revistas de la Cienciología.
Pero de la colaboración se pasa rápidamente a la asociación financiera y los dirigentes de los grupos sectarios quedan convertidos en respetables hombres de negocios. Moon llegó a seducir y convencer al hermano de un dirigente del CNPF, antecesor el actual MEDEF. Hay empresas de cienciólogos que pagan la cuota WISE trabajando en proyectos comunes con Microsoft sobre el desfragmentador de la versión Windows 2000 o el antivirus Panda.
Es evidente que el sector bancario y las Bolsa sacan provecho del maná sectario pero sigue pendiente el estudio de estos circuitos, de los que apenas se conoce una parte ínfima. Se da la sugerente casualidad de que los bancos suizos y luxemburgueses conocidos por blanquear dinero de la droga tienen a las sectas entre sus clientes. TRACFIN sigue de cerca estos intercambios que se desarrollan entre Europa y Estados Unidos.
Estos “hombres de negocios” ya convertidos en notables, se infiltran en la alta sociedad y en las esferas de poder. El ejemplo más espectacular es el de Daisaku Ikeda, líder de la Soka Gakkai, que financia al ex presidente Mijail Gorvachov y ha llegado a escribir con él un libro por la paz.
LAS TÉCNICAS SECTARIAS
MANIPULACIÓN MENTAL O “ESTADO DE SUJECIÓN”
No se trata aquí de desarrollar todos los aspectos de los mecanismos sectarios, que ya han sido tratados en otras obras, sino de recordar sus principales características.
El futuro adepto no es un ser disminuido. No presenta a priori una personalidad patológica. Simplemente se encuentra mal, en determinado momento, en nuestra sociedad. Tiene carencias: falta de sociabilidad, déficit de espiritualidad o de valores éticos, falta de reconocimiento personal o profesional. No sabe dónde expresar su rebelión contra la injusticia del mundo, el valor del dinero, la falta de consideración por los débiles, la corrupción, etc. No quiere recibir ayuda. Quiere donar algo de sí mismo. Donar su tiempo, su energía, sus competencias. Pero la pregunta es: ¿a qué causa dedicarse? Está buscando un grupo, oportunidades para superarse, para salir de la cotidianidad y la banalidad. Quiere vivir de otra manera.
Si se topa en ese momento con un grupo sectario que se nutra de sus aspiraciones y su rebeldía, estará dispuesto a seguirlo hasta el fin del mundo. El encuentro mismo lo transforma y lo exalta: por fin ha dado con lo que inconscientemente estaba buscando.
El grupo sectario sabrá usar ese entusiasmo. Evidentemente, las aspiraciones y la rebeldía del futuro adepto ni interesan más que durante el tiempo indispensable para atraerlo. En contrato está viciado desde el principio. Quien se incorpora cree encontrar lo que se anuncia. Pero el grupo se vale de ese reclamo como de un engañabobos para explotarlo acto seguido con fines de poder y dinero.
El gurú, el líder o el dirigente local juegan en todo momento con el voluntariado del futuro adepto: “Has venido porque has querido. Para cambiar (para cambiarte a ti mismo y para cambiar la sociedad, el mundo del futuro), debes aceptar lo que te prescribimos”. Y las prescripciones van todas en la misma dirección: la desestabilización del adepto y su transformación en un ser que obedezca incondicionalmente las órdenes que reciba.
Hay muchas técnicas de desestabilización y además pueden combinarse de diversos modos. Las sectas utilizan técnicas antiguas –ayuno, perfumes, luces muy fuertes o prácticamente inexistentes, sueño ininterrumpido, ejercicios repetitivos de declamación o meditación- o procedentes de psicotécnicas –fomentar testimonios vibrantes dentro del grupo, reviviscencia de recuerdos tristes, jugar con los sentimientos de culpa, con las fobias y el miedo-. Sean cuales sean las técnicas empleadas, todas tienen un mismo objetivo: que la persona que entra pierda sus referencias, quede infantilizada y se aferre a quienes la han hecho entrar. Éstos se convierten en sus guías y mentores. El nuevo adepto sólo puede pasar por ellos, no conoce las referencias, cuyo idioma no maneja. Y es que todos los grupos sectarios imponen in neoidioma, ligado en mayor o menor medida a la doctrina: los estados del karma de la Antroposofía, los Elohim de Rael, la Rontech de la Cienciología o el esoterismo medieval de la AMORC.
A continuación citamos varios ejemplos de esta desestabilización:
Landmark propone principalmente un recorrido llamado el currículum de vida. La primera etapa se llama Foro. Se trata de un cursillo de cuatro días en una gran sala en la que reúnen entre 50 y 250 personas. Transcurre de modo invariable. El animador expone una idea ante la concurrencia y solicita a continuación la opinión de los participantes. Entre estas ideas: “Los rackets: ¿No os ha pasado que, pese a quejarnos de algo, este algo persista? ¿Es posible que seáis en alguna medida responsables de ello? De ser así, ¿qué ganáis con ello?”. Otro ejemplo: “Las fórmulas ganadoras: todos tenemos fórmulas que nos han valido éxitos, formas de actuar que han funcionado en el pasado y con las que contamos. A menudo, el uso de estas fórmulas nos deja un resabio de insatisfacción, como una insuficiencia y un intento incesante de conseguir siempre más. En el Foro Landmark tendréis la ocasión de descubrir vuestras fórmulas ganadoras y la fuente de vuestra identidad, y mirar más allá de los límites que os imponen”.
A partir de estos temas, se invita a cada participante a tomar la palabra y a contar su experiencia ante una audiencia atenta. Algunas personas confiesan cosas que nunca se hubieran atrevido a contarle a nadie. Otras evocan sin pudor sus problemas sexuales. También hay quien habla de sus relaciones conflictivas son sus padres. Las historias engarzan unas con otras, y reciben siempre un aplauso. Estas “confesiones públicas” suelen producir alivio en quienes han tomado la palabra. En cuanto a los que escuchan, a menudo se emocionan, “Uno se ve reflejado en los testimonios ajenos. Muchas veces, nos conmueven. Es como un efecto-espejo.” Tras pasar tres días en este régimen, la mayoría de los participantes dice estar “eufórico”.
Hay otro ejemplo de una entrada espectacular en la Orden del Templo Solar:
-Thierry –me dijo-, no te has encarnado en vano en este mundo. Serás llamado, dentro de muy poco tiempo, a cumplir una gran actividad espiritual, y dentro de poco te encontrarás frente a seres importantes. Lo sé, me han avisado. En nuestros próximos encuentros, te pediré que te unas a mí detrás de esta mesa. Deberás proseguir la conferencia allá donde yo la haya interrumpido. No tienes nada que temer, lo s maestros de lo invisible te ayudarán.
¡Los maestros de lo invisible! ¡Yo! Estaba emocionado, y Natalie [mi compañera] también estaba alterada. [...] Volvimos a la semana siguiente, pero esa vez sumidos en un estado emocional tal que no intercambiamos palabra en el coche. En lo que a mí respectaba, no había pensado en otra cosa durante toda la semana, y la idea de ser reconocido, de alcanzar al fin mi destino, hizo que el trabajo me pareciera liviano. Era un jueves por la noche –las órdenes iniciáticas suelen reunirse el jueves por la noche, día en el que los iniciados comunican tradicionalmente con el mundo invisible-. [...] Aspiraba a ser llamado y, al mismo tiempo, temblaba de emoción [...].
-Levántate, Thierry –me dijo Mercier- y ven junto a mí. Bueno, queridos amigos, yo sé todo lo que tenía que revelaros esta noche, pero Thierry también lo sabe y es él quien os lo dirá. Quiero comprobar que los maestros del invisible le hayan transmitido el mismo mensaje que a mí.
¿Qué mensaje? No recordaba haber escuchado nada especial. Estaba al borde del desmayo. Sudaba mucho y mis piernas me llevaron con dificultad hasta la tarima. ¿De qué debía hablar? [...]
-Deja de temblar –me dijo alzando la voz-. Vamos, Thierry, todo irá bien.
Cerré los ojos y empecé a hablar. ¿Qué dije? No lo recuerdo. Me dejé llevar por la inspiración. Hablé durante media hora, con los ojos cerrados, sumido en una intensa escucha de mí mismo. Algunos movimientos preconizan la autohipnosis, con la ayuda de un punto luminoso. Al cabo de varios ejercicios, el neófito “alcanza un estado de sujeción compatible con una manipulación psicológica eficaz”.
En efecto, no basta con desestabilizar. Hay que reconstruir al que ha entrado para convertirlo en un adepto totalmente enrolado. Para eso, el grupo sectario dispone de muchos registros. Se apoya sobre la espiral de los “sí”. Aunque parezca fácil decir “no” de buenas a primeras, se convierten en algo difícil una vez que se ha adoptado la costumbre del “sí”. Pongamos un ejemplo trivial: ¿si se acepta salir ocho, diez veces, con la misma persona, cómo justificar una negativa la undécima vez? El grupo pone pues al iniciado en situación de decir siempre que sí, de manera repetitiva. En caso de duda, es difícil para él rechazar un paso más, un ejercicio más. Además, ya ha invertido dinero y tiempo y está afectivamente implicado en el grupo. Cada vez es más difícil decir que no.
El grupo sectario modifica todas las apreciaciones y referencias anteriores. Juega con el tema de las decisiones. Se explica al adepto que si antes de entrar en contacto con el grupo no se sentía bien era por culpa de las decisiones equivocadas tomadas anteriormente. Todas las decisiones. Ya se trate de sus relaciones de amistad, profesionales o conyugales, hay que ponerlas en tela de juicio. Hay que dejar atrás las convicciones morales, religiosas, filosóficas, indistintamente. Tampoco lo aprendido anteriormente vale ya nada. “Hagamos tabla rasa con el pasado”, ya que el pasado, las decisiones del pasado, no nos permitieron alcanzar una vida satisfactoria. El adepto no rompe sólo con su familia sino con toda su personalidad anterior para adoptar otra nueva, modelada por el gurú y el grupo, centrada en el gurú y el grupo.
El adepto acepta estos cambios y rupturas porque llegó libremente. La llamada al orden no se hace esperar: si no quiere acatar algo, puede recaer en el malestar de antes. Y el adepto manipulado se hunde cada vez más.
Lo controlan constantemente para cerciorarse de que su nueva personalidad de adepto esté bien implantada. Los adeptos no están nunca solos, y al poco tiempo se los envía a realizar tareas de proselitismo, para reforzar la influencia que se tiene sobre ellos. Convencer a otros significa ante todo estar convencido de uno mismo. El proselitismo desempeña un doble papel: reforzar la influencia sobre quienes ya están bajo control y extender el grupo. Los ex adeptos los han descrito muy bien.
EL CONSENTIMIENTO
Hay que hacer un esfuerzo para entender bien lo que pasa dentro de una secta. Aunque la mayoría de los expertos en el fenómeno admiten la noción de totalitarismo, no todos sacan de ello conclusiones históricas y políticas. Dentro de una secta quedan abolidas las reglas normales del juego social: ya no hay “Estado de derecho”, es decir, ya no hay democracia, ni siquiera Constitución (como recalca Jacques Michel, desaparece la separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial). La misma ley, el nomos fundador de la democracia griega, es fluctuante puesto que ahora depende exclusivamente del gurú.
Las reglas básicas de la “vida en comunidad” son violadas sistemáticamente. Se ridiculiza la prohibición del incesto y la transgresiones perversas del gurú, ejecutadas por el grupo instrumentalizado, ponen en práctica un ataque metódico contra las relaciones y cancelan todas las diferencias simbólicas (individualidad, sexo, generación, cultura).
Y, sin embargo, a pesar de los abusos sexuales o económicos, la explotación, el miedo y las dudas, los adeptos se quedan. Los grupos sectarios han logrado ejercer presiones extremas sobre pequeños grupos humanos con la aceptación de las víctimas. A este respecto, el título de la obra de Paul Ariès, La Scientologie, laboratoire du futur, parece perfectamente ilustrativo.
Lo que ocurre dentro del grupo sectario –la extorsión del consentimiento, la sumisión del adepto- despierta gran interés en quienes dirigen el mundo económico. Saben que una mayor explotación, como la que se constata en plena globalización, tiene necesariamente sus consecuencias.
Si volvemos la mirada sobre la historia del capitalismo, constatamos varias fases durante las cuales el beneficio obtenido quedó limitado más o menos rápidamente por ciertos contrapoderes, sindicales o políticos, que instauraron reglas nuevas. Así, durante la primera etapa del capitalismo, a principios del siglo XIX en Inglaterra, la explotación produjo tales tasas de mortandad que fue necesario legislar para reducir la jornada laboral. La propia clase obrera inglesa estuvo en peligro de extinción. En la segunda época del capitalismo, de 1860 a 1929, las tensiones sociales se intensificaron considerablemente y dieron lugar a lo que Marx llamó lucha de clases, es decir, una lucha sin cuartel por un reparto más equitativo de los beneficios: los organismos sindicales se estructuraron, resistieron en las empresas y se pronunciaron políticamente a favor del reformismo (socialdemócrata) o de la revolución leninista. La crisis de 1929 brindó la ocasión de revisar todos los avances sociales de los obreros: Mussolini en 1929 y Hitler en 1933 suprimieron las organizaciones obreras, lo que supuso grandes ventajas para muchos empresarios o dirigentes políticos. Pero al mismo tiempo desaparecieron la democracia y sobre todo las reglas de un “mercado libre” en el sentido acuñado por Adam Smith. La tercera época de capitalismo se abrió camino de la mano de los neoliberales y Keynes: se protegió a la clase obrera nacional con buenos salarios y redistribuyendo parte de los beneficios en forma de prestaciones sociales y, al mismo tiempo, se explotaba sin ley ni reglas al resto del mundo, por medio de un neocolonialismo que degradó constantemente los términos del intercambio. Los conflictos sociales, la inestabilidad política, los peligros de extensión del comunismo de modelo ruso o chino proliferaron en otros lugares: Cuba, Bolivia, Nicaragua, el Congo de Lumumba, Burkina Faso, Corea del Sur, Indonesia, por citar sólo los “conflictos” más conocidos. La política americana del big stick (“gran bastón”) tocó un techo evidente en Vietnam y en Oriente próximo, y hubo que echar mano otra vez de algo nuevo, algo que permitiera al capitalismo seguir acumulando beneficios sin provocar la explosión del planeta.
En el contexto de esta nueva fase del capitalismo que llamamos globalización, las técnicas sectarias despiertan interés: ¿cómo explotar al máximo a la gente con su consentimiento? Encontramos en una edad de oro del consentimiento.
LAS NUEVAS MODALIDADES DE LA GESTIÓN
Lo que llamamos globalización ha traído consigo una transformación de las empresas. El sector terciario se ha impuesto en todos los frentes y acapara entre el 70 y 80% de la población activa. Resulta pues esencial invertir en “saber” y la educación se convierte en un tema crucial.
Pero el sector terciario es un cajón de sastre en el que sociólogos y economistas se desorientan. Se habla cada vez más del sector terciario para referirse a los servicios mercantiles de bajo nivel, desde el limpiabotas hasta el camarero de restaurante de comida rápida sin jornada laboral completa, desde el pequeño comerciante hasta el maestro, desde el agente de seguros hasta el conjunto de la administración pública. Se denomina “cuaternario” al sector de servicios mercantiles con mucho valor agregado: investigación pura o investigación-desarrollo, finanzas, producción de bienes culturales (medios, prensa, edición, arte). La efímera “nueva economía” intentaba hacerse un lugar en este sector.
¿Hasta qué punto participan activamente las sectas? El ejemplo más evidente es el de la clonación humana reproductiva. Prohibido por todos los comités de ética y los grandes Estados, necesita fondos y cobayas, y una estructura transnacional: la secta de Rael reúne las condiciones necesarias, y aunque hoy en día podamos pensar que sólo de trata de un golpe de efecto publicitario, a nadie se le escapa que ciertas empresas médicas o farmacéuticas habrán tomado buena nota de la posibilidad de cooperar con ella en proyectos de clonación o en otras experimentaciones.
La globalización es también, como veremos más adelante, una nueva forma de la guerra económica. Las técnicas de management se han endurecido considerablemente en este contexto. Más allá del lado perverso, profusamente denunciado, hemos asistido, ante todo, al nacimiento de un nuevo tipo de management. Quien dirige debe ser hoy en día un guerrero, un cruzado de la guerra económica. Recibe una formación “de hierro” como la que solía reservarse a lo s comandos especiales. Los seminarios de formación incluyen pruebas físicas (salto son elástico, por ejemplo), en los que el futuro cuadro debe demostrar su valentía. Se lo prepara para convertirse en un “matador”: en un cursillo de una gran empresa especializada en publicidad cuya divisa oficial es Be a killer, los postulantes tenían que matar a un gato para demostrar su capacidad de no “andarse con sentimentalismos”.
Por otro lado, las empresas globalizadas son distintas de las que habían en la década de 1960. Se han reducido las posibilidades de reacción de los asalariados respecto a las nuevas formas de explotación.
A menudo, el trabajo se fragmenta: la presencia en la empresa es cada vez menor, como pone de manifiesto tanto el fenómeno del teletrabajo como los jóvenes cuadros que trabajan con ordenador portátil y cuyos contactos con los demás asalariados son cada vez menores. Las técnicas de evaluación permanente de resultados y la rivalidad cultivada entre servicios obstruyen los cauces tradicionales de lucha y reacción. La formación, a menudo especializada y meramente técnica, reduce la aptitud de los asalariados para recibir el contexto general de su explotación, y por tanto también sus posibilidades de concebir una respuesta eficaz.
Además, las permanentes amenazas de deslocalización, una tasa persistente de paro, los sucesivos fracasos de las luchas sindicales de asalariados de empresas que cierran pese a su incontestable éxito económico (Renault en Bélgica, Michelin, Lu o Molinex) dificultan las reacciones: si a finales de la década de 1980 podía decirse que los asalariados estaban a la defensiva, hoy cabe hablar ya de una especie de derrotismo.
En este nuevo contexto, las técnicas sectarias tienen un impacto aún más profundo. Se considera que cada individuo es responsable de su fracaso o éxito profesional, que ya no se le engloba en el marco general de evolución del mundo, de la economía y de la empresa, sino que se le sitúa a escala individual. Todo el mundo debe convertirse en ganador.
El elitismo de las sectas, las promesas de progresión, de soluciones milagrosas, de perfeccionamiento individual van en la misma dirección. Quienes caen en la trampa son los individuos con dificultades profesionales, a raíz de un cursillo de formación, una terapia, una reunión, etc.
Todas las técnicas sectarias de consentimiento interesan también a estas empresas globalizadas: más vale tener empleados pasivos y satisfechos que empleados reivindicativos. Y las técnicas de management se asemejan cada vez más a las técnicas sectarias: practican el acoso, el control permanente, la exigencia de disponibilidad, el espíritu de empresa llevado a extremos grotescos. Cabe citar el ejemplo de la PNL o del análisis transaccional. La programación neurolingüística no es en sí misma rechazable, pero ciertos educadores sectarios, o buenos gestores globalizados, la utilizan con fines alienantes en lugar de emancipadores, de modo que el asalariado “formado” en la PNL o el análisis transaccional aprenderá a reconstruir todas sus reflexiones negativas sobre la empresa para ponerse en tela de juicio a sí mismo. Así es que de un trabajo a priori liberador (“lo que puedo cambiar de esta situación soy yo mismo”), capaz de proporcionar una solución conveniente a un conflicto familiar o de pareja, se pasa, tratándose de una capacitación empresarial, a algo muy distinto. La empresa siempre tiene razón y si hay problemas, es asunto mío, soy yo el que tiene que cambiar. Se llega a la explotación consentida y al rechazo de la percepción de la explotación como una falta o un pecado. La reivindicación de presenta pues paulatinamente no sólo como algo anticuado e inadaptado, sino también como una trasgresión de la norma. Cada individuo se integra en un nuevo orden social en el que el único responsable del éxito individual y colectivo es él mismo.
LA LÓGICA PROCEDIMENTAL
La lógica gestora, que se ceba en los servicios públicos, después de purgar a las empresas privadas, funciona mediante procedimientos: evaluación de necesidades, auditorías financieras y organizativas.
El interés del management contemporáneo por estos procedimientos radica en que están cerrados sobre sí mismos. La reflexión dibuja un círculo cerrado y no puede sino desembocar en el punto preestablecido. La situación del departamento o de la empresa está descontextualizado: se trata del departamento X y de la empresa Z, y la búsqueda de soluciones se opera exclusivamente en el marco del departamento o la empresa correspondientes. En el caso, por ejemplo, de procedimientos de auditoría que pretendan redefinir las prioridades de cada servicio de un hospital, el marco procedimental no prevé la posibilidad de plantear la eventual necesidad de recursos adicionales. Todo eso motiva una competición despiadada por la recuperación de créditos, sin que importe que otros servicios puedan verse severamente perjudicados y sin entablar una reflexión global sobre la institución en su conjunto.
Muy a menudo, el objetivo apenas velado de ese proceso es “trasladar al exterior de la empresa los costos y conflictos”, es decir, la privatización o subcontratación de sectores enteros: ya sea porque resulten poco rentables y se tema mucho a los raiders –que podrían tomar el control de empresas demasiado importantes y de actividades dispersas para conservar únicamente la “joya” productiva-, porque la empresa misma necesite, en el contexto de la globalización, seducir a sus accionistas y conservar exclusivamente sus sectores más rentables, o bien porque estos sectores hayan mantenido su espíritu reivindicativo y se sigan mostrando combativos.
Estos procedimientos impiden por sí mismos la lucha sindical porque crean rivalidades internas y cancelan la distancia necesaria para el pensamiento crítico: sin contexto, en un marco cerrado, no se puede pensar de modo crítico, a no ser que se rechace de plano el procedimiento mismo, lo que no resulta fácil.
Los procedimientos educativos funcionan igual. Cabe citar el ejemplo del “diagnóstico enfermero”. Cuando se pone en marcha este cursillo de formación, suele corresponder a una verdadera demanda de las enfermeras de hospital. Tanto para quien lo imparte como para sus destinatarias, se trata de reconocer el estatuto particular del personal no médico del hospital ante los pacientes, La idea, justa y generosa, consiste en tener en cuenta el entorno social, familiar y profesional del paciente, lo que determina su día a día, y que los médicos hospitalarios no pueden conocer. Las ventajas para el paciente son obvias.
Pero el curso puesto en marcha funciona sobre la base de un “referencial” inspirado en métodos de la Cienciología. No se puede rescatar ni una parte de él, ya que está de entrada viciado por premisas falsas: lo importante pasa a ser el contexto religioso del paciente, su angustia ante la muerte y las soluciones religiosas o pseudorreligiosas que se propongan. Sin embargo, ciertos miembros del personal dirigente de enfermeros no tardaron en sospechar del curso el formación, reclamaron una investigación e hicieron suspender el curso.
En los procedimientos empresariales más recientes, el consultor evalúa, juzga, reorganiza y proyecta: se convierte, de hecho, en el verdadero responsable, define la estrategia y los objetivos, incluidos los humanos, de la empresa o del departamento. Este rol de responsable externo es lo que ha impulsado a grupos sectarios como la Cienciología a invertir grandes sumas en este sector profesional.
HACIA EL RECONOCIMIENTO
Hay varios ejemplos que dan una idea más precisa de la inquietud que puede embargar a los Estados democráticos. Hemos entrado en un círculo vicioso en el que las sectas ganan terreno día a día, de victoria en victoria.
Se crean empresas para disimular a la secta. Funcionan bien –dada la explotación de los adeptos- y crean, de paso, vínculos cada vez más estrechos con el mundo económico. Y este mundo económico adopta y difunde tanto la doctrina como los métodos sectarios.
Las sectas pueden entonces desarrollarse de modo más visible, integrarse en el panorama de la globalización: quedan profesionalmente validadas, homologadas. Cumplen las condiciones que exigen ciertas empresas, intervienen en las empresas; unos y otros aconsejan entrar en contacto con ellas.
Ganan terreno económico, pero también terreno sectario: las empresas se convierten en una cantera en la que captar adeptos y ejercer un proselitismo es más flagrante.
De ese modo pueden obtener recomendaciones y favores, acceder a ficheros y venderlos, cometer delitos de iniciados. Eventualmente, ubicarán a gente en lugares estratégicos de alta seguridad –centrales nucleares, laboratorios de investigación científica avanzada- y se dedicarán con toda tranquilidad a espiar.
Aunque su objetivo inicial era otro, la evolución de la globalización les ha brindado la oportunidad de construir una especie de sociedad paralela.
RESISTENCIAS
Ante este reconocimiento más o menos implícito de las secta se da una serie de reacciones.
Los primeros en reaccionar son los que ven en la infiltración sectaria una menaza para la seguridad, como EDF, que rechazó el nombramiento de un cienciólogo como director de una central nuclear. Después están quienes tienen mucho que perder con el espionaje industrial y que organizan cursillos de formación sobre la “inteligencia económica”. Estos dos grupos apoyan a los poderes públicos en su acción contra las sectas y las combaten con contra propaganda. Las empresas o servicios públicos incautos que se han dejado infiltrar quedan desprestigiados. Las consecuencias del desprestigio pueden llegar a suponer, para una empresa que haya perdido fiabilidad, la pérdida de participaciones de mercado.
También se ha dado otro tipo de reacción: la denuncia judicial. Los dirigentes de una empresa relacionada con la Cienciología consideraron, en efecto, que la publicación de un informe de la Comisión de investigación parlamentaria incurría en injurias y emplazaron a los parlamentarios miembros de la Comisión ante el tribunal de Gran Instancia de París. Reclamaron tres millones de francos por daños y perjuicios (460.000 euros), 250.000 francos (38.110 euros) para cada uno de los integrantes de la sociedad.
La denuncia fue desestimada ya que, en aplicación de los artículos 26 de la Constitución y 41 de la ley sobre la prensa, los parlamentarios no pueden ser procesados “por opiniones o votos emitidos en el ejercicio de sus funciones”. Esta Comisión de investigación (Las sectas y el dinero) había revelado, tras varias audiciones, las relaciones de este organismo de formación con diversas asociaciones cienciólogas. Más adelante se decretó la disolución de ese organismo.
La mediatización de las amenazas sectarias ha contribuido a concienciar a los asalariados, sindicatos, representantes políticos y dirigentes. En todas las grandes empresas se ha ido informando paulatinamente de las amenazas sectarias a los responsables de la seguridad. Esta formación trata del blindaje informático. El espionaje industrial no deja de ser uno de los principales peligros. Algunas empresas, como la SNCF, colaboran con la Misión interministerial de lucha contra las sectas.
La ley sobre el acoso moral, aprobada en 2001, brinda mayor protección a los asalariados frente a ciertas técnicas inadmisibles de management o a jefecillos perversos. Protege asimismo a las empresas de las infiltraciones sectarias.
En el acta de una reunión del comité de empresa de un grupo bancario internacional, en mayo de 2000, figura la siguiente intervención de los médicos laborales:
El doctor C. llama la atención de la dirección sobre el estado de estrés de los cuadros de más de cuarenta años, debido al trato que reciben cuando se cuestiona su trabajo en función de su edad y no de sus competencias. Estas reiteradas denigraciones se asocian a una “desestabilización organizada” y se las “considera un instrumento de gestión”.
El médico concluye que hay un “acoso moral [...], un conjunto de actitudes abusivas y reiteradas que menoscaban la dignidad y la integridad física de la persona”.
El derecho francés permite, por otro lado, una regulación, si se quiere aplicar, como en el caso de los Testigos de Jehová. Pero la respuesta de las sectas es obvia: deciden instalarse en otro lado, se llevan el problema a otro lugar y se ponen fuera del alcance de la ley.
En algunos países poco o nada reglamentados, o que han sufrido una desregulación reciente, los grupos sectarios son recibidos con los brazos abiertos, no por su doctrina, sino por sus capacidades, su poder económico y las repercusiones económicas y financieras que pueda tener su implantación. Estas expectativas resultan a menudo ficticias.
Sin embargo, las resistencias siguen siendo insuficientes y las reacciones a veces difíciles. Imaginemos un sector profesional “innovador” sustentando en una creciente demanda popular, que responda a una necesidad determinada y en una rama no comercial. Por ejemplo, los productos biológicos.
¿Qué pasaría si un grupo sectario con muchos recursos y una importante red de influencias labrada gracias a préstamos de “economía solidaria” se hiciera con el control de este mercado? Imaginémonos ahora que financia discretamente a agricultores hartos de un sindicalismo principalmente dedicado a la defensa de los grandes productores de cereales. Imaginemos, por último, que la agricultura “alternativa” que desarrolla sea la única, o prácticamente la única, inmune a la epizootia. ¿Quién reaccionará con facilidad? Desde luego que no será el Ministerio de Agricultura, obligado a apoyar, muy a su pesar, a un sector al alza; tampoco los sindicatos agrícolas tradicionales, que serían acusados ya definitivamente de venderse a los productivistas proveedores de OGM y priones; ni siquiera los partidos políticos, todos más o menos financiados o influidos.